TOÑO PÉREZ SERRANO – Jugador del CUI
25 AÑOS DE DEPORTE Y DE DISFRUTE
Me han pedido que escriba algo sobre la celebración del XXV Campeonato de Futbito, lo cual agradezco aunque me cueste, y comenzaré diciendo que sólo me avala un hecho: 25 años ininterrumpidos participando como uno más, como jugador y delegado en ocasiones y comensal siempre.
Es difícil expresar en un folio tantas vivencias, tantos recuerdos , como le ha supuesto esta experiencia deportiva y humana a una persona, que como yo, lleva media vida exactamente disfrutando semana a semana
Para mí ha sido, no por ponerlo en primer lugar lo más importante, la mejor manera de mantenerme bien físicamente durante estos años en los que se deja atrás una vida más relajada de estudiante y de pocos compromisos familiares, y se empieza con la vida de trabajo, a veces rutinaria, pero casi siempre cargada de demasiadas obligaciones. Además, el comienzo de este campeonato me coincidió con la diferencia de sólo un año, con el nacimiento de mis dos hijos, que es cuando te parece que no vas a poder mantener una actividad deportiva regular y de carácter aficionado.
Pero quizá ha sido todavía más positivo para mí el aspecto psicológico y mental. Como muchas veces dice mi mujer, gracias al futbito, del que tantas veces he llegado agotado y a altas horas de la noche, “me he ahorrado el psiquiatra” y he podido mantener mi equilibrio emocional al descargar tantas tensiones, o bien, superar esos momentos de agobios y desesperanzas tanto sociales como profesionales que siempre surgen a lo largo de la vida.
¿Qué puede hacer que una persona sea capaz de salir de su casa a las 10 de la noche de un frío invierno burgalés, a veces incluso con las mayores nevadas que se recuerdan, dejando tantas veces, cosas que también le gustan y valora o, hasta incluso, rozan sus obligaciones?. En mi caso, pasando a un segundo plano cine, amigos, reuniones, e incluso indebidamente a veces la propia familia. Quien no haya disfrutado algunas épocas de su vida del deporte en equipo no es fácil que lo entienda.
Creo que lo más importante que destacaría es lo que me ha aportado en cuanto a relaciones personales. En primer lugar con mis propios compañeros de equipo, con lo que significa de acercamiento el hecho de jugar juntos con un mismo objetivo, limando cualquier tipo de diferencias o bien aumentando las afinidades. Ha pasado mucha gente desde aquellos momentos iniciales, cuando todavía éramos de verdad el equipo del Colegio Universitario (CUA y después CUI), pero quiero hacer mención, sin que se me enfaden tantos y tantos amigos, a los que todavía siguen, Juanjo y Javo como símbolo de aquellos tiempos, tiempos de juventud, por supuesto.
Y luego la gran cantidad de compañeros (contrincantes en esas horas compartidas tras un balón, algo incomprensible para mucha gente). Un hecho que ha supuesto en nuestra ciudad una de las mejores maneras de confraternizar entre profesionales de los distintos niveles de enseñanza y diferentes centros, siendo nuestro equipo actual “multicentros”, una espléndida muestra de ello. Hemos ido superando esas absurdas, pero existentes, reticencias entre y hacia “los listos” de la universidad, “esos que viven tan bien” de medias, los de la pública, los de los Instis, … Hemos “vivido” juntos tantos avatares, el fin de la transición, el 23-F, la llegada de los socialistas, la LOGSE, el caso de la construcción, la LRU, la LOU, la LCE, …, todo ha ocurrido a nuestro alrededor y aquí seguimos.
Todo esto en un campeonato -pues hay que reconocer que a la gran mayoría siempre nos tienta el ganar- en el que destaca ese jugar sin árbitros desde hace muchos años, el escaso número de lesiones intencionadas y el bajo número de conflictos en estos 25 años. Desde luego, que no somos perfectos, y que han habido problemas, malos modos, pìques, discusiones, etc., por exceso de competitividad o por exceso de carácter; y creo que muchos debemos pedir disculpas por ello y yo quiero hacerlo en mi nombre y en el de los demás. Pero todo lo humano es siempre mejorable y en ese terreno tenemos que estar permanentemente esforzándonos, por el bien del campeonato y por nuestro propio bien.
No quiero olvidarme de nuestras famosas cenas anuales, auténticas noches de convivencia, a las que he intentado no faltar nunca y a las que invito a aquellos que no las ven igual de necesarias. Cenas de amenas y agradables charlas, con animadas –y para algunos largas- post entregas de premios, ¡qué golfos somos algunos!.
Bueno, basta de rollo. He cumplido mi ilusión por esas cifras míticas que todos tenemos, jugar los 25 campeonatos; hace poca más de 4 años estuve a punto de dejarlo, una importante lesión le llevó a mi médico a decirme “que si a esa edad no sería mejor dedicarme a algo más suave”, pero me ha podido el gusanillo. Creo que es el momento especial de acordarme de amigos y de espléndidos jugadores y personas que bien las lesiones, o bien la edad, e incluso la muerte, les ha alejado de nuestros campos de juego, ¡va por ellos!. En su nombre intentaré seguir con ilusión.